En un lugar de la Mancha , de cuyo nombre no quiero acordarme... Bueno, o algo así, vayamos a lo importante. Vamos a contar nuestras peripecias en estas secas tierras.
Este viaje no empezó el día de nuestra partida, no, empezó unos meses antes, cuando nos propusimos hacer un viaje-torneo-aprendizaje-diversión y todos los adjetivos más que les queramos poner. Lo hicimos cinco personas, pero como en toda crónica bélica, debe haber bajas y Barranco sucumbió al poder del ejército alemán, quedándose en tierras costeras. Así pues, los cuatro guerreros: Garrido, Antonio, Rafa y Alberto, partieron hacia tierras “manchanas”.
El viaje fue largo pero ameno (que quede claro que esto está en el aire), sólo paramos una vez, fue en el camino, concretamente en Puerto Lumbreras (de eso no estamos muy sobrados). La conversación y las ganas de hacer un buen torneo nos hizo olvidar el duro camino.
Llegamos al hotel dónde se jugaba el torneo, el NL Almansa, el paso fue fugaz porque sólo teníamos que ratificar nuestra presencia en el torneo. Ya se respiraba ambiente de ajedrez. Mucha gente conocida y mucha más a la que veíamos por primera vez. Los más jóvenes sentían un cosquilleo, quizás nervios o quizás que no le había sentado muy bien la cena de la noche anterior. El siguiente paso era buscar la “Casa Almántica” que era el Hostal dónde nos quedábamos para dormir. Bastante sencillo fue llegar a nuestro destino y una vez allí nos sentimos como en casa.
Rafa y Garrido en la habitación número 5, mientras que Alberto y Antonio estaban en la 2. En total había 7 habitaciones, de las cuales 5 estaban ocupadas por jugadores del torneo.
Se nos hizo un poco tarde y tuvimos que buscar rápidamente un sitio para comer. Nos metimos en el bar “Los amigos”. Desde fuera se veía el típico barecillo de pueblo regentado por lugareños, con platos típicos de la zona. Pero la sorpresa fue ver a los tres chinitos que nos ofrecían “comel”. La verdad es que fue bueno, bonito y barato, pero nos quedaron nuestras reticencias, quizás repitamos o quizás no.
A la carrera nos fuimos hacia el torneo, tan sólo se conceden 5 minutos de cortesía tras el inicio de la ronda (parece algo escaso teniendo en cuenta que el 80% de los jugadores están fuera del hotel).
Alberto y Garrido jugaban en el torneo Sub2300, mientras que Rafa y Antonio en el Sub2000. En esta primera ronda, los primeros no partían como favoritos, ya que se enfrentaban con jugadores con un elo aproximado de 2200. Los pequeños se enfrentaban con jugadores de peor ranking. Se cumplieron las previsiones, exceptuando a Garrido que consiguió vencer una partida más sencilla de lo que a priori podría parecer. Alberto, sin embargo, si jugó una buena partida, pero cayó derrotado, quizás por la falta de tiempo en el final. Rafa ganó con facilidad, lo hizo ante un hombre que participaba por primera vez en un torneo, sus palabras textuales fueron “este es en el primer concurso en el que participo” a lo que Rafa le respondió “a ver si tengo suerte en el sorteo”. Antonio ganó con relativa facilidad, tuvo suerte en enfrentarse con una niña con poca experiencia.
Análisis, “ansias” y alegrías más tarde, nos fuimos a comprar los víveres al Mercadona y realizamos la primera cena en el hostal. Hasta la 1 estuvimos haciendo cosas, hora en la que decidimos dormir.
Al día siguiente y tras un buen desayuno, comenzamos de nuevo las partidas. Fueron duras, pero ya nos habíamos dado cuenta de que esta iba a ser la tónica del torneo; no esperábamos menos. Garrido perdió, pero se quedó con buen sabor de boca ya que los rivales no mostraban la diferencia de nivel que marca el famoso ELO.
Alberto se encontraba con el anterior rival de Garrido y no pudo obtener el mismo resultado; perdió. Antonio perdió un final que no debería haber perdido por lo sencillo que era alcanzar las tablas y Rafa hizo tablas tras defender un final que se le había puesto harto complicado.
Ya de nuevo en el hostal y tras el cansancio de las partidas, comimos tortilla de patatas con ensaladilla rusa, un plato digno de cualquiera de nuestras madres. Lo único sobre lo que hubo discordia fue sobre un pan moro que habíamos comprado para comer (estaba bueno). Tras el empacho, las partidas. A Alberto ya le tocaba ganar después de su enroque corto y lo consiguió. Rafa por su parte repitió las tablas, más vale que no se acostumbre si quiere acabar un buen torneo. Antonio no fue capaz de ganar y de nuevo cedió tablas de manera sorprendente pues tuvo muchas opciones en el medio juego. Garrido perdió de nuevo su partida, eso sí, en una partida disputada que no tuvo por qué acabar así.
Tras otra compra en el Mercadona, con la que completamos las provisiones, cenamos, esta vez con la buena compañía de nuestros vecinos. Como nota destacable y aunque su familia se extrañará al leer esto, Rafa fregó todos los cubiertos y los platos, eso sí, fue necesario un cursillo preliminar. Tras el análisis de las partidas y tras finalizar esta parte de la crónica lo dejamos hasta mañana.
1 comentario:
Mi rafilla lavando los cacharros!...esta noticia me alegra mas que si le ganara al primero del ranking…jejeje, buen trabajo!
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